El Alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente a la memoria y las funciones cognitivas, siendo la causa más común de demencia en España. Se caracteriza por la acumulación de placas de proteína beta-amiloide y ovillos neurofibrilares en el cerebro, lo que provoca la muerte gradual de las neuronas.
Por otro lado, el Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente al sistema motor debido a la pérdida de neuronas productoras de dopamina en una región específica del cerebro llamada sustancia negra. Esta enfermedad se manifiesta principalmente a través de síntomas motores característicos.
En España, se estima que más de 800.000 personas padecen Alzhéimer, mientras que aproximadamente 150.000 personas conviven con Parkinson. Ambas enfermedades afectan principalmente a personas mayores de 65 años, aunque el Parkinson puede aparecer en edades más tempranas.
Los síntomas del Alzhéimer incluyen una progresiva pérdida de memoria, especialmente de eventos recientes, desorientación temporal y espacial, dificultades en el lenguaje y cambios significativos en la personalidad y el comportamiento del paciente.
El Parkinson se caracteriza por síntomas motores distintivos:
Ambas enfermedades tienen un impacto profundo en la calidad de vida, no solo del paciente sino también de sus familiares y cuidadores, requiriendo un enfoque integral de tratamiento y apoyo continuo.
Los inhibidores de la acetilcolinesterasa constituyen el pilar fundamental del tratamiento farmacológico del Alzhéimer en España. El donepezilo actúa bloqueando la enzima que degrada la acetilcolina, mejorando la comunicación neuronal. Se inicia con 5 mg diarios, aumentando a 10 mg según tolerancia. La rivastigmina está disponible en comprimidos, cápsulas, solución oral y parches transdérmicos, siendo estos últimos especialmente útiles para pacientes con problemas de deglución. La galantamina combina la inhibición enzimática con modulación nicotínica, estando indicada en fases leves a moderadas, aunque debe evitarse en pacientes con problemas hepáticos o renales graves.
La memantina representa una opción terapéutica específica para fases moderadas y severas del Alzhéimer. Su mecanismo único permite regular la actividad del glutamato, reduciendo la excitotoxicidad neuronal. Se puede combinar con inhibidores de acetilcolinesterasa para potenciar los efectos terapéuticos, existiendo presentaciones que incluyen ambos principios activos en un solo medicamento.
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La combinación levodopa/carbidopa sigue siendo el tratamiento gold standard para el Parkinson, proporcionando el precursor de dopamina junto con un inhibidor de su degradación periférica. Los agonistas dopaminérgicos como pramipexol, ropinirol y rotigotina ofrecen estimulación directa de los receptores dopaminérgicos, siendo especialmente útiles en pacientes jóvenes para retrasar las complicaciones motoras. Los inhibidores de la MAO-B, incluyendo selegilina y rasagilina, bloquean la degradación de dopamina cerebral, pudiendo usarse como monoterapia inicial o en combinación.
Los inhibidores de la COMT como entacapona y tolcapona prolongan la acción de levodopa bloqueando su metabolismo. Los anticolinérgicos como biperideno son especialmente efectivos para el temblor, aunque su uso se limita por efectos adversos cognitivos. La amantadina ha demostrado eficacia específica en el tratamiento de discinesias inducidas por levodopa.
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La toma regular de medicación es fundamental para mantener la eficacia del tratamiento en pacientes con Alzheimer y Parkinson. El farmacéutico desempeña un papel crucial en el seguimiento farmacoterapéutico, ayudando a establecer rutinas que faciliten el cumplimiento terapéutico. Para recordar las dosis, recomendamos el uso de pastilleros organizadores semanales, alarmas en dispositivos móviles y la sincronización de las tomas con actividades diarias habituales.
Es esencial informar al farmacéutico sobre toda la medicación que toma el paciente, incluyendo productos naturales y suplementos. Algunos medicamentos pueden interferir con los tratamientos para estas patologías neurológicas, especialmente antihistamínicos, ciertos antidepresivos y medicamentos para el insomnio.
Los efectos adversos más frecuentes incluyen náuseas, mareos y somnolencia. Es importante consultar al médico si estos síntomas persisten o empeoran. Para el manejo de efectos leves, se recomienda tomar la medicación con alimentos y mantener una hidratación adecuada.
Los ácidos grasos omega-3 han demostrado propiedades neuroprotectoras que pueden beneficiar la función cerebral. Las vitaminas del complejo B, especialmente B12, B6 y ácido fólico, son esenciales para el mantenimiento del sistema nervioso. Los antioxidantes como la vitamina E y la coenzima Q10 ayudan a proteger las células nerviosas del estrés oxidativo.
En nuestra farmacia disponemos de complementos alimenticios específicamente formulados para el apoyo cognitivo. Estos productos incluyen combinaciones de nutrientes que contribuyen al bienestar neurológico:
Ofrecemos sistemas de dosificación personalizada mediante blísteres individualizados que facilitan la administración correcta de la medicación. Nuestro servicio de asesoramiento farmacéutico especializado incluye revisiones periódicas del tratamiento y seguimiento farmacoterapéutico personalizado para optimizar los resultados terapéuticos.
Proporcionamos formación específica sobre el manejo seguro de la medicación y recursos educativos actualizados. Mantenemos coordinación directa con médicos especialistas y otros profesionales sanitarios para garantizar una atención integral.
Los medicamentos para Alzheimer y Parkinson están financiados por el Sistema Nacional de Salud español. Gestionamos los procedimientos necesarios para medicamentos de diagnóstico hospitalario y colaboramos con programas de apoyo al paciente que facilitan el acceso a terapias innovadoras.